
Estoy irascible, irritable, decaída, ansiosa y perdida en no se qué. Y todo porque no te tengo aquí conmigo, porque no te puedo tocar ni besar, porque no puedo sentir tu aliento en alguna parte de mi cuerpo... Estoy absolutamente enganchada a lo que me das.
Lo sé, necesito una inyección. Una inyección de tu energía que me devuelva a la vida con una sonrisa de oreja a oreja sin motivo alguno.
Cuando no te tengo, me enfado no sé con qué o con quién ni por qué. Quizá me enfade conmigo misma... A veces siento que no me entiende nadie excepto tú.
Provocas en mí un desequilibrio emocional. Si estoy contigo me siento tranquila, feliz... Si no estás, a veces no reconozco los altibajos que me persiguen. Todo parece un mundo del revés sin ti pero, cuando apareces, la vida vuelve a tener sentido.
¿Cómo lo has hecho? Estoy totalmente obsesionada. Lo has logrado, soy una adicta. Una adicta a ti, a toda tu locura, a tu descontrol, a tu inconsciencia, a tus palabras cargadas de doble sentido.
No puedo apartar de mi recuerdo tus impulsos desmedidos, tu insistencia cargada de impunidad, tu amor loco, tu mirada. Esa mirada que es tan profunda como lo es la intensidad que emana tu cuerpo sobre el mío.
¿Lo ves? Es demasiado fuerte lo que nos une.