
Me mirabas intensamente mientras acariciabas mi rostro. Me quedé asombrada de la ternura y la delicadeza con que lo hacías... Te pregunté qué estabas pensando y me dijiste:
- Sólo estaba tratando de memorizar cada uno de los rasgos de tu cara, para así no poder olvidarte nunca.
Y... me dejaste sin palabras, a punto de asomar una lágrima de emoción...
Todavía me pregunto: ¿Cómo he podido tener tanta suerte en la vida?
¡TE AMO!