
Cuando recuerdo tiempos pasados siento que he aprendido muchas cosas. El camino fue duro. Escalé una montaña fuerte, agotadora, inmensa, difícil… Me hice daño, me caí y volví a intentarlo. Y así, de nuevo, comencé a escalar sin esperanza y casi sin fuerza, pero sabiendo que debía hacerlo…
Por el camino perdí a algunas personas, cerré algunas puertas, busqué respuestas que no encontré…
Al final lo entendí… Entendí que en la cima de la montaña tú estabas esperándome. Siempre estuviste ahí.
Te quiero.