A veces cuando cierro los ojos recuerdo
aquellos años 90 y consigo volver al pasado. Entonces veo a dos niñas
columpiándose; haciéndose cosquillas; jugando con muñecas; escribiendo
papelitos y colándolos bajo una puerta; riendo, sin más, sin sentido, sin saber
por qué razón, pero felices.
Han pasado muchas cosas en estos 18 años que
ahora cumples. Si echas la vista atrás es posible que extrañes a algunas
personas y quizá, quién sabe, quizá sientas lejanas a algunas otras. Durante
estos años la vida te ha puesto grandes piedras en el camino, igual por eso
maduraste un poco más rápido que el resto. Aprendiste cosas muy importantes,
saliste a flote aunque creías que estabas sola en medio del abismo. Abriste los
ojos y viste algunas sombras a los lejos: no estabas sola, yo estaba ahí, igual
que mucha otra gente.
Ahora, orgullosa, puedo decir que aquí estoy,
en tu cumpleaños, felicitándote y buscando palabras que no llegan a expresar lo
que siento por ti. Eres mi prima y mi amiga, eres un pedacito de mi corazón.
Siempre lo fuiste, siempre fuimos algo más que primas. Todos los veranos
deseábamos vernos, quizá ya por aquel entonces surgió algo especial que todavía
hoy perdura. Algo que fue creciendo con el paso del tiempo y que sigue
aferrándose fuerte dentro de nosotras.
Muchas veces me has dado las gracias, y
¿sabes qué? también debo dártelas yo a ti: Gracias por confiar en mi, por
buscarme, por pensar en mi, por intentar sorprenderme (y conseguirlo), por
creer en mi, por apoyarme, por convertirme en tu confidente, por escuchar mis
consejos y también por aconsejarme, por apreciar mis palabras, por dedicarme
tan preciosos textos, por dejarme estar a tu lado… Gracias, simplemente, por
seguir ahí, luchando por salir adelante.
Te quiero.
¡Feliz cumpleaños prima!