A veces cuando cierro los ojos recuerdo
aquellos años 90 y consigo volver al pasado. Entonces veo a dos niñas
columpiándose; haciéndose cosquillas; jugando con muñecas; escribiendo
papelitos y colándolos bajo una puerta; riendo, sin más, sin sentido, sin saber
por qué razón, pero felices.
Han pasado muchas cosas en estos 18 años que
ahora cumples. Si echas la vista atrás es posible que extrañes a algunas
personas y quizá, quién sabe, quizá sientas lejanas a algunas otras. Durante
estos años la vida te ha puesto grandes piedras en el camino, igual por eso
maduraste un poco más rápido que el resto. Aprendiste cosas muy importantes,
saliste a flote aunque creías que estabas sola en medio del abismo. Abriste los
ojos y viste algunas sombras a los lejos: no estabas sola, yo estaba ahí, igual
que mucha otra gente.
Ahora, orgullosa, puedo decir que aquí estoy,
en tu cumpleaños, felicitándote y buscando palabras que no llegan a expresar lo
que siento por ti. Eres mi prima y mi amiga, eres un pedacito de mi corazón.
Siempre lo fuiste, siempre fuimos algo más que primas. Todos los veranos
deseábamos vernos, quizá ya por aquel entonces surgió algo especial que todavía
hoy perdura. Algo que fue creciendo con el paso del tiempo y que sigue
aferrándose fuerte dentro de nosotras.
Muchas veces me has dado las gracias, y
¿sabes qué? también debo dártelas yo a ti: Gracias por confiar en mi, por
buscarme, por pensar en mi, por intentar sorprenderme (y conseguirlo), por
creer en mi, por apoyarme, por convertirme en tu confidente, por escuchar mis
consejos y también por aconsejarme, por apreciar mis palabras, por dedicarme
tan preciosos textos, por dejarme estar a tu lado… Gracias, simplemente, por
seguir ahí, luchando por salir adelante.
Te quiero.
¡Feliz cumpleaños prima!
Todavía hoy, tras haber leído esta felicitación al menos cuatro veces, sigo emocionándome tanto como me emocioné la primera vez que la leí.
ResponderEliminarMe parece precioso lo que dices, prima. Yo también recuerdo todos aquellos momentos, jugando juntas, riendo, viviendo mil aventuras que para otras personas podrían no tener significado, pero sí lo tuvo para nosotras. No necesitábamos gran cosa, una simple casa abandonada se convertía en un lugar perfecto para explorar en todas aquellas tardes que pasábamos juntas, unas simples muñecas bastaban para hacernos reír y entretenernos durante horas. Sin complicaciones, sin prisas, sin problemas. Cuánto hemos cambiado desde entonces... La vida ha dado muchas vueltas, ya no somos aquellas niñas inocentes que se asustaban de una sombra tras una puerta. Ahora hemos crecido y probablemente perdido mientras madurábamos buena parte de nuestra inocencia, pero conservamos ese vínculo que se creó cuando éramos aún muy pequeñas, demasiado pequeñas para saber lo que era el mundo. Después de tanto tiempo, seguimos teniéndonos la una a la otra.
No creo que en mis dieciocho años en este mundo me haya encontrado a nadie como tú. Con tu paciencia, tu sonrisa, tus ganas de verme siempre feliz. Lo que más me gusta es que lo has conseguido, jamás has perdido la esperanza y la paciencia por muy triste o hundida que llegases a verme, y hoy, gracias a ti y a esas personas que han sabido quererme de verdad, aquí estoy, y puedo decirlo, SOY FELIZ :)Lo soy porque tengo en mi vida a gente fantástica como tú, y solo por eso necesito sonreír, sentirme bien, ver que por mucho que todo pueda torcerse o irme mal, soy la mayor de las afortunadas por teneros.
No tienes que darme las gracias, toda la alegría que yo haya podido proporcionar a tu vida no es nada en comparación con la que tú me has proporcionado a mí. Eres ese pedacito de mi corazón que sé con total confianza que jamás perderé.
Gracias, prima. Sencillamente por ser tú.
¡Te quiero muchísimo!